La lucha de ser padre
Tal vez sea el hecho de estar cansado casi en todo momento del día, tal vez sea el tener sueño siempre, tal vez sea lo complicado que se torna tratar de hacer una actividad que requiere cualquier nivel de concentración o tal vez sea el hecho de estar escribiendo esto desde el celular porque no puedo sentarme frente a la computadora porque mi peque quiere dormir solo conmigo hoy. No sé cuál sea la parte más difícil de ser padre de dos pequeños altamente activos y con crecientes necesidades de atención. Lo claro es que esto de ser padres es una tarea para nada fácil. Es más, lo voy a decir desde el inicio, ser padres es una trabajo imposible. ¿Tener que formar niños que se convertirán en personas respetables y honestas para la mejora de la sociedad pero aún no sé ni quién soy yo? ¿Enseñarle a nuestros hijos a comer brócoli porque es bueno para su salud pero no poder decirle no al antojo de pollito a la brasa con todas sus salsas? ¿Decirle a tus niños todos los días: mi amor, no se grita. Nada se consigue gritando, debes hablar; pero trompearte con el degenerado que te metió el carro y casi te choca?
Ser padre me recuerda mucho al modelo atómico de Thomson, el budín de pasas. Nuestra trayectoria por la paternidad siempre estará plagada por puntos negros de metidas de pata y otros puntos más negros de errores propios de nuestra humanidad. Así como un budín de pasas. Rápidamente llegan a tu mente pensamientos como: “Creo que eso último que pasó (y que de hecho yo provoqué) va a requerir unas cuantas sesiones de terapia”. Y ¿sabes qué?, todo eso está bien. Necesitamos tener esos momentos de mea culpa y hasta de cinismo para poder mantener un poco de sanidad psicológica. Y es que no se puede ser un padre perfecto. Se puede ser un buen padre, se puede ser el mejor padre que podamos ser, pero no se puede ser un padre perfecto. Regla de pulgar: si uno piensa que lo está haciendo todo bien, es porque hay algo que está muy, muy mal.
Para mí, y seguramente para ti también, el ser padre es el trabajo más importante que se me haya encargado en toda mi vida. No lo digo por decir, estoy totalmente convencido que, por mucho, el trabajo más importante de Alexander Fleming (el hombre que descubrió la penicilina) no fue en su laboratorio, sino en su casa, con sus hijos. Por eso, siempre estoy preguntándome si es que lo estoy haciendo bien, y cuando la respuesta ha sido que no por varios días seguidos, necesito cambiar.
En MundoVainilla, estamos obsesionados con hacer la vida de los padres del Perú más fácil y contamos con esos productos que le ponen tilde a los detalles. Nosotros probamos de manera directa la mayoría de los productos que ofrecemos y podemos dar fe de los resultados. Por nombrar algunos grandes aliados tenemos a los portabebés que le devolvieron la productividad a nuestros días, los baberos/babitas que nos han ayudado mucho con nuestro más pequeño que tiene una habilidad única para esperar a estar bien bañado y cambiado para devolver la leche, los moccs que además de verse genuinamente bien, ayudan a los peques a caminar mejor, las almohadas y los cobertores de lactancia que nos permiten poder pasar más de dos horas fuera de casa sin preocuparnos de dónde darle la teta al bebé. Y un largo etcétera.
Preocupémonos por ser los mejores padres que podamos ser con las herramientas que tenemos. Las chances indican que si tenemos esa pulga en la conciencia de que estamos mal es porque en realidad lo estamos haciendo bien… Si no, bueno, quod erat demonstrandum.