Perdamos el miedo
Ayer, muchas de nosotras salimos a celebrar en familia, acudimos a lugares públicos, restaurantes, cafés, etc. En fin decidimos romper un poco la rutina y pasar un día especial con papá.
¿Cuántas hemos pensado por un momento, ojalá y se porte bien, ojalá no haga berrinches, ojalá no grite ni llore?… yo lo he pensado. ¿Pero saben qué mamitas?, les confieso que ahora, hoy por hoy, me río del momento y simplemente pienso en lo feliz que es mi hijo gritando y corriendo, compartiendo esa esencia de felicidad que lleva adentro. ¡Y cómo logra sacar sonrisas ajenas con esa risa que tiene y esa forma peculiar de correr con su año y medio!
Como mamá primeriza he escuchado repetidas veces: “Déjalo llorar, no le va a pasar nada”, “tiene que aprender”, “esas son lágrimas de cocodrilo”, “Ese llanto es maña” y muchas cosas más que todas hemos escuchado alguna vez.
Una vez leí un título de un artículo que decía: “Los bebés NO manipulan” de la psicóloga Laura Perales, quien nos habla de cómo nosotros los adultos muchas veces negamos la rabia del niño y queremos que sea obediente en cualquier ambiente, situación o circunstancia. Lo que nos lleva a llamar de forma despectiva esa rabia como manipulación o maña.
Les confieso que fue difícil al principio, pero no me da miedo sentarme a lado de mi hijo cuando de pronto deja de caminar y se tira al piso. Hago un alto, me arrodillo a su lado a preguntarle ¿qué pasó?. Y de la forma más increíble, aunque solo sepa hablar unas cuantas palabras, trata de explicarme lo sucedido, señala y mueve la cabeza. Luego de tomar un gran respiro y decirle que todo está bien, ambos nos levantamos y seguimos el camino.
Perdamos el temor a las rabietas, a los gritos y sobre todo al qué dirán. Más aún cuando tenemos un niño pequeño de quien la única forma de expresarse es a través de sus gritos y llantos ante una situación de cambio o de stress.
Si nosotras somos todo para nuestros hijos, pues entonces hagamos que nuestros hijos sean lo primero para nosotras.